A mi hermana




Nació un 13 de abril a las 11 de la noche en un pueblo de Valencia. Ya había una nueva habitante en la tierra de las flores, de la luz y del amor. Sus mujeres todas tienen de las rosas el color... y así estaba ella, con la carita roja como las rosas, con unos ojos grandes como los de un búho, con un hambre voraz, gruñendo porque no sabía llorar. Se pasaba las horas durmiendo cual marmota. Cuando tenía cerca de un añito era una pequeña tranquila y adorable que repudiaba la comida de bebés. Ella quería comer lo que los adultos y andaba pidiendo a todas horas un bocadito de algo que ella pudiese comer y le gustase más. Demostraba su amor por los animales desde tan temprana edad y se hipnotizaba con cualquiera de ellos.

A los tres añitos sus padres se mudaron a un pueblecito de Toledo y allí es donde iba a empezar a formarse la historia de Karina Fajardo. Se pasaba las tardes jugando con sus primos. Le gustaba ir a casa de su tío, el cual tenía diferentes variedades de animales y junto con uno de sus primos se pasaban las tardes jugando.

Después tuvo que empezar la guardería y eso no le gustaba:

- ¡No me gusta ir a la guarde porque me ponen lentejas de comer! -decía.

Tanto era así que le suplicaba a la profesora:

- Señorita lentejas no, por favor. Usted me ponga unas patatitas y me como lo que me ponga después.

Al acabar la guardería por la tarde llegaba a casa agotada y se tiraba durmiendo hasta las tantas.

Llegó la época de pasar al 'cole' y eso si le gustaba. Empezó a coger gusto desde el primer momento por la música, algo que influiría cuando fuese más mayor, cuando se apuntaría a la escuela de música y tocaría el saxofón.

Era muy aplicada en sus estudios, pero siempre le castigaban por habladora y ella se excusaba con su madre:

- ¡Si yo no he hecho nada, lo que pasa que la profe me ha cogido manía!

Todo esto después de copiar infinitas veces: 'No tengo que hablar tanto en clase. No tengo que hablar tanto en clase...'



Cuando tenía 7 añitos y medio nació su hermanito. Entré yo en escena. Ella quería una niña negrita para ponerle lazos de colores y jugar con ella. Empezábamos mal, blanco y sin pelo. La primera vez que me vio se quedó un poco decepcionada y pensativa por no ser lo que ella esperaba. Tras un rato callada empezó a acariciarme:

- ¡Qué suavito y blandito está! ¡Y huele a bebé!

Al rato mi madre le preguntó:

- Karina, pero este niño no es negrito.

- Ah, me da igual, a mi me gusta este -contestó ella tras comprobarme blandito y achuchable.

A partir de ahí empezó a sentir un amor profundo por mí. Como no dejaban pasar a los niños pequeños al hospital los días de diario, ella se colaba de rincón en rincón hasta llegar a la habitación para verme.
Una vez fuera del hospital, ella quería observar de cerca mi crecimiento y buscaba estar siempre a mi lado. A mi madre le decía continuamente que quería cambiarme ella los pañales, siempre queriendo hacer 'cosas de mayores'. Además era un poco celosilla de mí. Quizás era porque ya no iba hacia ella toda la atención o por cualquier otra cosa, el caso es que suele pasar en muchos casos.
Fuimos creciendo y ahí estaba mi hermana ayudándome con los deberes y empezando a corregirme como persona. Fuimos haciendo todas las cosas que un hermano pequeño y una hermana mayor con esas edades pueden hacer, pelearse. Que si le estampaba una cinta en la cabeza por aquí, que si le daba con un vaso de cristal en los dientes por allí... y ella ni se revolvía. Ella me hería verbalmente sin necesidad de insultarme, yo me inventaba que me había pegado y sin ella tener culpa, se las llevaba todas. Me sacaba de mis casillas diciendo esas cosas que vistas con perspectiva de estas edades son insignificantes, pero entonces un simple 'llorón' podía sacarme de mis casillas. Ahora eso es prácticamente una palabra cotidiana. Mi hermana ha sido siempre el ejemplo perfecto de que no hace falta agredir para que algo duela. Un bofetón verbal lo recuerdas con asiduidad y te duele con la misma frecuencia, un bofetón físico tiene un dolor que se pasa enseguida. Ahí esta la verdadera clase. Seguimos creciendo, pero no os contaré más de nuestras hazañas fraternales.


Madurar no maduraré nunca, o eso espero, pero mi hermana me ha dado golpes de realidades que han hecho que me ponga un poco más del lado de la madurez. Me ha enseñado que si algo no se consigue es porque no se quiere y que cada uno tiene unas cualidades que debe aprovechar. Que por muchas diferencias que haya, la ayuda mutua es beneficiosa para reducirlas. Me ha aconsejado desde sus experiencias y siempre que he seguido sus consejos, he salido ganando.
Tengo una hermana que fue, es y será mi mentora. Lo quiero así. Tengo una hermana a la que año tras año le digo todo pero que nunca se me acabarán los adjetivos positivos para definirla y que parece que viviendo a hora y media viva en otro país. Eternidad es estar lejos de mi hermana y eternidad es lo que me faltará para agradecerle todo lo que hace por mí siempre. Como ávida lectora que es de mi blog, quería dedicarle una entrada única y exclusiva. Además, hermanita, quiero darte las gracias por las cosas que continuamente me enseñas, por sacarme una sonrisa siempre que me ves y por ser tan tú. Orgulloso estoy de decir que contigo no me pelearía ni por todo el dinero del mundo, eso es amor. Gracias por cada gesto cariñoso cuando más lo he necesitado y gracias por ser la mejor hermana mayor del universo. Sobra decir que para lo que necesites aquí estaré siempre dispuesto.
Dicho esto, creo que no hay mejor manera de acabar esta entrada que con la felicitación del año pasado por escrito, sacada de un vídeo con edición cutre e inmenso significado que le preparé:
"Hoy cumple años mi hermana,

ella es la mujer de mi vida.

Alguien que me sorprende por semana,

quien nunca se da por vencida.


Si fuese una flor, sería una rosa;

si fuese un insecto, mariposa.

Si fuese un mineral, sería diamante

y de ser adjetivo, sería brillante.


Gracias por cada sonrisa regalada,

por cada consejo intencionado,

por cada palabra prestada

y por estar cada día a mi lado.


Si me dejaran volver a nacer

elegiría ser tu hermano mil veces más.

Si no hay peor ciego que el que no quiere ver,

a ti te verían todos los demás.


Aunque no te lo diga, te quiero.

Aunque no lo demuestre, me desvivo por ti

y aunque parezca que no puedo

te defendería antes que a mí.


Felices 29 hermana,

te deseo lo mejor siempre.

Contigo siempre se gana.

Sabes que no hay oro que te compre"











"Envejecer y hacerse mayor no significa necesariamente madurar. El hacerse viejo nos pasa a todos, pero si lo haces con elegancia puedes ser fantástico" 
-Johnny Depp

Comentarios

  1. ¡Oooooh! ¡Qué bonitoooo! ^^ Qué suerte tenéis de teneros el uno al otro y envidia sana que dais :)
    Espero que solo cambie vuestra relación a mejor ^^
    P.D. A mi tampoco me hubiese gustado la guarde si me hubiesen puesto lentejas jaja
    ¡Un besazooo!

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  2. Pero que bien escribe mi niño. Me ha encantado y me alegra mucho ver esta relación tan bonita que tenéis y seguiréis teniendo siempre os quiero besoss a los dos.

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  3. Que bonito. Me ha encantado. Muchas felicidades karina. Un besote a los dos.

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  4. Muchas gracias Maribel!! Un besote!!

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  5. Cambiará solamente a mejor, eso te lo aseguro. Mi hermana es de los tesoros más preciados que tengo y eso hay que cuidarlo. Lentejas, si las quieres las tomas y si no las dejas JAJAJAJA.¡Muak!

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  6. ¡Eskerrik asko Jess! Me alegro que te haya gustado. Ya sabes que tu también puedes contar con nosotros para lo que sea. Te queremos, por supuestísimo.

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  7. Mil gracias Maribel, siempre al pie del cañón. Me alegro que te haya gustado también. Un besazo enorme.

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  8. ohhhh que lindo, muchas felicidades.

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  9. Me alegro que te haya gustado, gracias por pasarte. Un besazo.

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