No es que el mundo esté loco, es que nunca fue cuerdo





De esto que llegas a tu casa de trabajar después de una semana intensa y tu equipo lleva 65 minutos jugando su partido más importante de la temporada. Te preparas una cerveza, te sientas en el sofá y disfrutas de cómo levanta el título soñado. Todo son celebraciones.

De repente, se me acaba la cerveza, hay una avalancha en el campo provocada por una seguridad pésima y a 243 kms un nuevo atentado que aterroriza a Europa. Londres, una vez más. Pero no sólo existe este continente, ni esa ciudad. En diversos países pasa todos los días.

 

Por ejemplo, el año pasado aumentaron las muertes por terrorismo en un 80% sobre el año 2015. Tampoco nos hemos parado a pensar que de todas las muertes por terrorismo que hay, un 78% de ellas se concentran en tan sólo 5 países: Irak, Nigeria, Pakistán, Afganistán y Siria. Vemos pocas noticias sobre los atentados fuera de Europa y las que vemos no nos encogen de la misma forma... ¿Sabéis por qué? Porque nos creemos que allí eso es normal y que han nacido para convivir con ello. Nos creemos que están acostumbrados, pero os diré algo, nadie se acostumbra a eso. Imaginaos que hay alguien que sufre bullying todos los días. O imaginaos una mujer que es maltratada a cada paso que da. O mejor aún... poneos en la piel de un perro al que educan a base de palos. ¿Qué hacemos, lo dejamos pasar? Ahora seguramente la visión es diferente, porque cuando algo te toca de cerca choca más. Y eso es lo que pretenden los medios, que creamos que eso es normal sólo en países lejanos. Fijaos si no en hechos similares que ocurran en Europa y fuera del continente. Veréis como se trata una noticia y otra.

Vergonzoso. Como vergonzoso es que mi mayor preocupación antes de saber la noticia fuera que se me acababa la cerveza. O que la Juventus podría meterse en el partido y complicarle la existencia al Real Madrid si metía un gol. O que sólo tengo un día para descansar antes de volver a la rutina de todos los lunes. Problemas del primer mundo.

 

Pues mira, igual la cerveza y el fútbol no son tan mala idea para evadirnos de la cantidad de mierda que hay en el mundo. Y de gilipollas. Y de hipócritas. Y de tarados mentales.
Igual lo que es más egoísta es lo de pensar que sólo tengo un día para descansar cuando hay personas que no tienen descanso. Personas que día sí, día también, lloran las pérdidas de sus familiares. Personas marginadas por los medios de comunicación del continente con más potencial del mundo. Personas para las que su despertador es una bomba, su ducha es polvo y su bebida es sangre.
A lo mejor no nos estamos volviendo locos, sólo que nunca fuimos suficientemente cuerdos para saber parar toda esta mierda.
A lo mejor la solución está en seguir, una vez más, sin esperar nada. Porque tampoco hacemos nada para facilitar que las cosas lleguen.

 

Buscamos la paz con bombas, solucionamos las cosas a hostias, besamos sin sentimientos y queremos por obligación.

 

Igual el mundo sería mejor con una cadena de favores. Porque todos tenemos intereses y nos interesa tenerlos, pero hoy en día hacer un favor parece que tiene efecto boomerang. Es decir, tu puedes pedir algo como favor, que siempre habrá una persona que este dispuesta a hacerlo. Esa persona alguna vez en su vida te recordará que te hizo un favor. Y fue simplemente eso, un favor. Los favores se hacen de corazón y sin ánimo de lucro, pero todos (donde me incluyo), confundimos favores con heroicidades. Recordad que un favor puede hacerlo cualquiera y una heroicidad esta al alcance de unos pocos elegidos. Justo eso es lo que necesitamos: Un héroe con ganas de hacer favores sin ánimo de lucro.

Todos somos París, todos somos Bruselas, todos somos Niza, todos somos Berlín, todos somos Londres, todos somos San Petersburgo, todos somos Estocolmo. Todos somos hipócritas. Seamos humanos. Dejemos de creer que todos los musulmanes son terroristas. Dejemos de creer que todos los ultras son futboleros. Quien se escuda en alguna ideología para manchar lo que defiende, no debe ser considerado más que un aprovechado.

 
A estas alturas de la reflexión, a 1.265 kms de la última terrible tragedia, cambiaría sin pensarlo las 12 copas de Europa de mi equipo por un trofeo de paz que permanezca eternamente en las vitrinas del mundo.

 

 

 

"No hay nada que temer, hay mucho que cambiar" -S.F

Comentarios

Entradas populares