Por encima de las nubes
dejadme deciros que os echo de menos
que en mi soledad, aún huelo vuestro perfume
y proyecto, de frente, todos mis miedos.
Buscáis, por allí arriba
a los genios que más se os parecen:
Y de repente, cuando llega la noche
busco yo mi telescopio
grito vuestro nombre
y deseo veros entre galaxias,
en un nuevo episodio.
He decidido para mañana,
buscaros en sueños
montando en una nave espacial:
“Despegamos, Nave almohada
perfectamente preparada”
Se oye un MERCURIO,
sois vosotros hablando.
Veo como le dices a la abuela:
“Nunca dejare de aMARTE”
Suena un pasodoble
Os veo bailando
“Sigues siendo igual de noble”
te dice, mientras os fundís en un eterno… abrazo.
Sigues cuidándola como lo hacías
cuando ella estaba malita
y la mirabas con orgullo pensando:
“Ya llevamos toda la vida”
Y él, allí flotando sólo en su JUPITER
sin profesor, pero queriendo dar clase.
“Te echo de VENUS”
resuena en el eco del aire.
Después vuelvo a la TIERRA,
despierto.
Beso a la abuela
y pienso: “Disfrutemos, el futuro es incierto”
Y tú la cuidas andando sobre las nubes
sin reconocerla y esperando a recibirla
con las entrañas abiertas.
Aunque egoísta
piensas en que podría adelantar su llegada
y a ti eso te encantaría.
Esperas, como Joaquín sabina en la calle melancolía:
“Como quien viaja a bordo de un barco enloquecido
Que viene de la noche y va a ninguna parte
Así mis pies descienden la cuesta del olvido
Fatigados de tanto andar sin encontrarte”
¿Cómo has acabado ahí postrado
si odias cualquier medio de transporte que no cruce el mar?
¿Cómo vas a hacer ahora, desde ese altar,
con el miedo que le tenías a no ser recordado?
Allí estás observando sentado
viendo desde arriba cómo ella no te recuerda,
cómo ha olvidado todo lo que le rodea
y como ni siquiera es capaz de poner la mesa.
Voy a volver a dormirme y voy a subirla en un globo aerostático
para que os juntéis un ratito los cuatro,
que aún la necesito aquí abajo.
Haz de maestro de ceremonias y ponles a ellos el tocadiscos
aunque sea solo por un rato.
Disfruta allí arriba de como bailan un pasodoble
mientras tu no sueltas su mano
como hiciste en tantas tardes de cine de barrio.
Podéis cantar villancicos,
que ya llego la navidad
o podéis bajar un ratito
por la escalera celestial.
Hazme esas flores
que tanto me gustaban
que aún luce el candil sin encenderlo
en semana santa.
Cantame una paloma blanca
mientras te damos palmas
ríete y contágianos de nuevo
de tus carcajadas.
Dejadme abrazaros un ratito más,
oler ese puchero
el olor de ese puro
del que aún quedan marcas de guerra
en el cenicero.
“Pero la vida siguió, como siguen las cosas
que no tienen mucho sentido…”
“Los besos que perdí, por no saber decir: te necesito”
Mientras, ella sigue aquí abajo
cantando la cucaracha
contando historias de cuando era muchacha
y buscando el momento de morir bailando.
“Te quiero, cariño”,
me dice mientras se olvida de mí con un guiño,
disipa todas las dudas y mira por la ventana.
Y ojalá que esta historia, se repita otra vez mañana.
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