Responsabilidad emocional

 






Una sonrisa siempre está lista para llegar a tiempo. Porque a nadie le hace daño y siempre va directa al corazón.

Pero a veces no es tan fácil sonreír.

A veces tienes ganas de explotar, pero tienes que mentir. Con una sonrisa. 

A veces sientes una responsabilidad emocional que significa que cuando los demás estén tristes, ahí tienes que estar tú para salvarlos. Cuando la preocupación, la tristeza y las lágrimas inundan a los que quieres, sientes como que todo pende de un hilo y ese hilo es tu sonrisa. Así que sonríes. Otra vez.


Y la vida sigue con normalidad. Al menos aparentemente, porque toda esa responsabilidad emocional te carga una mochila de emociones y cuando explota ya no puedes parar. 


Se acabó la responsabilidad emocional. Pero ya es tarde. Estás roto por dentro. Y todo tardará en sanar. Pero volverás a resurgir como el Ave Fénix. 


Y otra vez a volver a leer esto desde el principio hasta que quede claro que nadie nos pidió nunca que nos mantuviéramos erguidos sentimentalmente por ellos. 

Que llorar juntos está bien. 


Y que la vida es ese ciclo en el que no podemos ser siempre los mismos. 




Y eso también nos hace mejores

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